Uno de ellos es la tribu de los sentineleses. Su población ha ido variando desde 20 hasta 250 a lo largo del siglo debido a catástrofes como huracanes o tifones. Viven en una isla en el índico pertenecienta al archipiélago de Andamán:

Estos canívales (efectivamente, comen humanos) se niegan a tener contacto con el resto de la sociedad e incluso atacan, con flechas, a los helicópteros que sobrevuelan la zona.

Incluso el mismísimo Marco Polo escribió sobre estos extraños salvajes: "si un extranjero llega a sus tierras lo matan inmediatamente y acto seguido se lo comen".
Se sabe que son recolectores, pescadores y cazadores, pero no hay constancia de que dominen el fuego o el cultivo.
Tras ser redescubiertos por el gobierno indio, se empezó a tratar de entablar relaciones con ellos: todo se echó a perder cuando, rodando un documental los salvajes atacaron al director. Además, otro programa similar, en 1990, acabó con enfrentamientos entre los sentinelenses y los jarawa, otra tribu salvaje del archipiélago. El enfrentamiento dejó decenas de muertos.
En 2006, mataron y se comieron a dos pescadores que se acercaron demasiado a sus costas.

Hace unos años un gran buque encalló en sus costas: los marineron querías ir a tierra pero el capitán se negó. La tribu se percató de se presencia y todos los guerreros salieron con sus canoas para abordar dicho barco. Afortunadamente para la desarmada tripulación, un helicóptero de rescate llegó minutos antes y logró salvarles la vida.
Aunque estos salvajes amenazan la vida de los navegantes y documentalistas, me gusta saber que quedan lugares en el mundo libres de ciudades, tecnología y política.
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