Era 1938, en la víspera de Halloween. Orson Welles, conocido presentador, se dispuso a narrar parte de la obra "La Guerra de los Mundos" como especial de terror. La novela era muy realista: tenía reportajes, largos informativos, charlas entre personas aterradas, etc. Así comenzó: "Noticia de última hora. A las ocho menos veinte de esta mañana, el profesor Farrell del observatorio Mount Jennings, en Chicago, ha reportado la observación de varias explosiones de gas incandescente a intervalos regulares en el planeta Marte".

Antes de empezar con el fragmento, a las 8:30 de la mañana, Orson advirtió a sus oyentes que todo era ficción. Esto no sirvió de nada, pues una gran parte de los habitantes de el estado de New Jersey (donde supuestamente empezó la invasión alienígena) entraron en pánico. 40 minutos después de empezar el programa se volvió a hacer énfasis en la ficción de los hechos, pero como podéis imaginaros, era ya demasiado tarde. Según estudios, hubo más de un millón de afectados por la broma radiofónica. Se saturaron las centralitas de policía, la gente pasó días encerrada en sus sótanos, hubo robos y saqueos...

Este hecho sigue sorprendiéndome cada día más. En un mundo donde la tele era solo un experimento, la única fuente fiable de información (aparte de los periódicos) era la radio. Millones de personas escuchaban con atención cada programa, cada boletín y cada noticia.
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